sábado, 20 de octubre de 2012

Ojalá nos den el Fomilenio II

Creo que el equipo de Fomilenio I, liderado por José Ángel Quirós, demostró que El Salvador tiene profesionales capaces de ejecutar obras complicadas como construir la Carretera Longitudinal del Norte (CLN), montar infraestructura para introducir servicios básicos, incluyendo la educación, y sentar las bases para mejorar y aumentar la producción agrícola, agropecuaria, agroindustrial y de otras cadenas de valor como turismo y artesanías.
Este proyecto de país en que se involucraron alrededor de 100 profesionales de diversas áreas, se ejecutó dentro del tiempo programado y con parámetros superiores a los exigidos por la Corporación Reto del Milenio (MCC, por sus siglas en inglés), lo cual pone al país como ejemplo a nivel mundial y abre la posibilidad de una segunda ayuda.
Para lograrla, el gobierno encabezado, en este caso por el secretario técnico de la presidencia, Alexander Segovia, debe presentar el 16 de noviembre próximo un plan detallado de los principales proyectos a desarrollar en la zona costera del país, que ha sido escogida para ejecutar la nueva donación, la cual se enmarca dentro del Plan Asocio para el Crecimiento, que es impulsado por el Gobierno de los Estados Unidos de Norte América en El Salvador.
Partiendo de ese compromiso por parte de los Estados Unidos para con El Salvador, lo más seguro es que la nueva ayuda se otorgue, pero el gobierno debe saber escoger los nuevos mandos ejecutivos de Fomilenio para ejecutar en tiempo y calidad los fondos, y motivar a inversionistas locales y extranjeros a montar empresas que generen empleos para los habitantes de esa parte del territorio nacional.
Ojalá que el gobierno evite, a toda costa, caer en la tentación de nombrar a personas solo por su vinculación política con el FMLN, porque de hacerlo así, se pone en peligro que se concluya a tiempo la mayoría de los proyectos comprometidos en el convenio y ello también desmotivaría la inversión privada del país y del extranjero.
Al paso que se realiza toda la preparación de la carpeta de proyectos, el gobierno debe poner énfasis en combatir la delincuencia, sobre todo aquella que generan las pandillas como asaltos, robos, hurtos, exigencia de la renta y asesinatos. Mientras ese accionar de las pandillas no se detenga o se reduzca sustancialmente, será difícil que todos estos emprendimientos cuajen para bien del país.
Otra cosa que debe considerar el gobierno es la capacitación básica y mejor preparación académica de la población de la zona costera, con el objetivo de contar con suficiente mano de obra mejor calificada para que se emplee en los proyectos que se emprenderán con la inversión nacional y extranjera.
Adicional a ello, se debe generar un clima de confianza entre gobierno y empresa privada para desatar el nudo que no permite que la inversión, al menos de los empresarios nacionales, se libere y se traduzca en nuevas empresas o en la ampliación de las actividades productivas que ya están en la zona.
Además del clima de confianza, es necesario que se corra con la presentación y aprobación de una serie de leyes que incentiven a los inversionistas, pero sobre todo que les dé seguridad jurídica de largo plazo a sus operaciones, para que no tengan que estar permanentemente en la zozobra de que de un año para otro se les cambien las reglas del juego económico.
Si se hace todo eso, creo que el Fomilenio II, más la inversión privada que se genere, podría ser la llave que catapultará a la franja costera del país a aportar un mayor crecimiento del producto interno bruto y comenzar a dejar atrás los tiempos de lento crecimiento que han caracterizado a El Salvador en por lo menos los últimos 15 años.