A menos de dos meses del primer año del régimen de excepción implementado a iniciativa del presidente Nayib Bukele, los salvadoreños están volviendo poco a poco a la normalidad a desarrollar con normalidad sus diferentes actividades cotidianas.
La guerra contra las pandillas ha permitido la detención de más de 63,000 miembros de esas estructuras criminales, tras lo cual las actividades productivas, han comenzado a florecer, tras décadas de haberse cerrado como fuente de ingresos para miles de familias emprendedoras.
Hasta hace un año, aún con el Plan Control Territorial, era un atentado ingresar a barrios y colonias, como La Campanera, la comunidad Iberia, la 22 de abril, la San José 3 en Soyapango; Nuevos Horizontes en San Martín, por mencionar algunas donde los pandilleros controlaban el ingreso y salida de todas las personas y mantenían sometidos a los habitantes de esos lugares.
Los pequeños comercios, como ventas de refrescos, tortillas, pupuserías, tiendas y otros emprendimientos familiares, ahora han comenzdo a surgir en barrios y colonias, pues los emprendedores ya no son víctimas de la extorsión que bajo amenzanas de muerte, les imponían los pandilleros, bajo la mirada cómplice de sus familiares y la pasividad de los gobiernos del ARENA y del FMLN.
Si esto no está bien para los que dicen que la seguridad no funciona, que no hay ninguna estrategia de seguridad y, mucho menos control territorial, no sé qué es lo que debe estar bien para que el país comience a levantarse.
Más creo que es una oposición por oponerse, dado que, en materia de seguridad ciudadana y, sobre todo por el accionar de las pandillas, hasta ellos están ahora, sin lugar a equivocarme, mejor de cómo lo estuvieron durante los 6 pasados gobiernos, pero claro su naturaleza de ser les dice que deben oponerse a todo lo que el gobierno de turno haga, esté mal o esté bien.
Desde mi punto de vista, no estoy de acuerdo con lo que piensan y dicen del país algunas organizaciones que dicen velar por los derechos humanos, como el caso de Human Rights Watch, La UCA y los partidos políticos de oposición recalcitrantes como ARENA y el FMLN, así como sus satélites, entre los que están Vamos y Nuestro Tiempo.
Es cierto que no todo lo que hace el gobierno está bien, porque hay algunas cosas que no se han dado como creyeron o prometieron que se harían, como la construcción de un hospital para mascotas en lugar del nuevo Hospital Rosales y el Hospital de la Zona Norte, entre otros proyectos necesarios e impostergables para mejorar la atención de la salud de los salvadoreños.
Sin embargo y, a pesar de que alguas de esas promesas, como la Universidad de Chalatenango y Mozarán, que no se han comenzado a concretar, la seguridad sí ha mejorado, al grado que ha dejado de ser la principal preocupación de la población, que ahora afirma que el problema a resolver es el alto costo de la vida, el cual hasta hace un año era el segundo problema.
Pero, a mi juicio, una vez resuelto el problema de la inseguridad, que todavía falta un poco, habrá más pensamiento para ir resolviendo poco a poco el encarecimiento del costo de vida, así como otros problemas relacionados con salud y educación, que siguen siendo el talón de aquiles de la actual administración.
Por lo demás, todo bien.