Atentos con lo que se viene para los salvadoreños
Estimado pueblo salvadoreño, que el paraguas de la libertad que defiende nuestra soberanía nos proteja de los abusos por parte de quienes gobiernan nuestra Patria, así como de la oposición que solo pretende reconquistar el poder, el cual perdieron por sus malos gobiernos que se abrazaron con la corrupción desde que se instauró la República.
Quiero pedirles que abramos los ojos y hagamos un ejercicio mental, sin ningún sesgo, que nos pueda llevar a caer en la trampa de odiar a unos y adular a los otros, como los principales voceros de ambos bandos, y analistas independientes, están tratando de inducirnos a hacer, para demostrar que solo uno de esos grupos tiene la razón, lo cual no es cierto.
Los primeros, es decir el grupo de funcionarios, cobijados con la bandera de Nuevas Ideas, están aprovechando a "manos llenas" las oportunidade que se les abrieron a partir del 2019, de la mano de su único líder: Nayib Bukele, que para ellos es su dios, y a quien rinden todo tipo de pleitesía y servilismo.
Cuando el río suena es porque piedras arrastra, dice un dicho popular, lo cual se comprueba en el transporte público, plazas y otros lugares por donde pasan y se detienen grandes cantidades de personas, quienes a diario conversan, en lenguaje sencillo y muy salvadoreño, sobre el comportamiento de los funcionarios de los tres órganos del Estado y alcaldías.
El pan de cada día es la crítica, a veces grotesca y en ocasiones suavizada por unos pocos que, de seguro aún le dan el beneficio de la duda a la segunda administración del presidente Bukele, pero que no son tan complacientes con algunos de sus ministros y demás burócratas.
También se escuchan fuertes críticas al presidente de la Asamblea Legislativa y a los 57 diputados, conocidos como los "puyabotones", debido a su sumisión a todos los anteproyectos de ley, ya enlatados, que les envía el Ejecutivo para su inmediata aprobación.
Hechos como salarios estratosféricos de personajes como el presidente del Banco Central de Reserva, los millonarios montos manejados por un exministro de Agricultura, para comprar los alimentos entregados a la población durante la pandemia del Covid 19, así como la procedencia de los mismos; también el reciente caso de un diputado de NI, a quien se ha destapado un enriquecimiento, probablemente legal, pero no lícito ni ético, abundan en las redes sociales y el "boca a boca" de muchos salvadoreños.
Sobre estos puntos llama la atención que, a pesar de que existe la Unidad de Probidad de la Corte Suprema de Justicia, sea hasta la reciente entrada en vigencia de la Ley Anticorrupción, que se obligará a los funcionarios a presentar los estados de sus patrimonios, lo cual no hicieron en los pasados seis años de gestión, situación que deja más dudas que respuestas sobre la transparencia con la que se debe gobernar las finanzas públicas y el actual de los funcionarios, para transparentar sus propiedades antes de ingresar al servicio público.
Ahora bien, en el caso de la oposición política, sus principales voceros también tratan a toda costa de criticar el trabajo de las instituciones públicas, del Ejecutivo, Legislativa, Judicial y alcaldías municipales, lo cual desde mi punto de vista no es del todo malo; tiene sus partes buenas, como el combate de las pandillas y unas pocas obras de infraestructura, que están a la vista y que es justo reconocer como la parte buena de la gestión.
Acciones como las reformas a la Constitución también dejan mucho que pensar, acerca de hacia dónde va El Salvador, aunque muchos son los que dicen que nos dirigimos hacia la concreción de una dictadura estilo Nicaragua, Venezuela y Cuba. Ya veremos.
Lo anterior, sin embargo, a parte de la violación constitucional de no haber convocado al pueblo a un plebiscito para consultarle sobre los cambios a la Carta Magna, no puedo calificarlo como un hecho consumado, porque dependerá de lo que ocurra en las elecciones del 2027, a pesar de que todo el andamiaje legal y electoral esté a favor del presidente y de los diputados y concejos municipales del oficialismo y sus partidos satélites como el PCN y el PDC.