No me consta si existe un registro computarizado de choferes en el Vice Ministerio de Transporte, pero el sentido común me hace pensar que no.
Conozco muchos casos de conductores que han provocado accidentes graves, con resultados fatales, sin que hayan sido procesados judicialmente. Y es porque el VMT no cuenta con un registro para ubicarlos.
Si lo tuviera, sería fácil encontrarlos por medio del registro, pero a falta de ello, los motoristas después de causar los fatales accidentes, sencillamente se dan a la fuga y a los pocos días aparecen manejando otra unidad del transporte colectivo en otra ruta.
Los propietarios de las unidades también son responsables de sus fechorías, pues aunque sepan dónde ubicarlos, sencillamente no los denuncian.
Pero como si eso fuera poco, lo peor es que a cualquier ayudante o cobrador que apenas aprende a medio manejar le confían las unidades del transporte colectivo, sin importarles que no estén debidamente capacitados para cargar con esa responsabilidad.
De esa manera mantienen y fomentan la irresponsabilidad y eternizan la ocurrencia de accidentes que siguen cobrando la vida de gente inocente, sin que el VMT haga lo que tendría que hacer para evitarlo.
Es más, no debería ser suficiente con tener un registro, sino que el VMT debería otorgar un permiso especial, a parte de la licencia que emite Sertracen, para que los choferes puedan ser autorizados a conducir las unidades del transporte público de pasajeros.
Lo mejor sería que los fichara a todos y que cada quien, de acuerdo a un examen psicológico, más que práctico, le dieran una categoría a fin de que sea autorizado para conducir los microbuses y autobuses del transporte colectivo.
Además el registro computarizado permitiría que al chofer que cometa un accidente fatal o que provoque con su imprudencia que otro conductor se accidente, se le retirará dicho permiso, a fin de que jamás sea contratado por el propietario de un bus o microbús del transporte colectivo.
También se le debería cancelar la licencia de Sertracen y el permiso del VMT para que tampoco pueda manejar incluso vehículos que se utilizan para el transporte de personal de empresas o entidades públicas, incluyendo aquellos para el traslado de escolares.
Es más, todas las plazas de motoristas que oferten las empresas e instituciones públicas deberían pasar por este filtro, para evitar consecuencias lamentables.
Para mejores resultados se debería exigir como mínimo que los aspirantes a conducir unidades del transporte colectivo público de pasajeros se les exigiera como mínimo una preparación académica con el título de bachiller.
Para mayor control de estos cafres al volante, el VMT debe contar con un cuerpo de supervisores que se encarguen de auditar periódicamente a los propietarios individuales y cooperativas de autobuses y microbuses.
El propósito de esta medida debe ser cerciorarse de que no tengan entre sus motoristas a quienes hayan infringido el reglamento general de tránsito, al menos con faltas muy graves, ya no se diga aquellos que han sido responsables de accidentes con consecuencias fatales.
Y, aquellos mal llamados empresarios del transporte colectivo, que no cumplan con esas disposiciones también deberían ser multados y, hasta cancelárseles sus permisos de línea, por contratar a este tipo de choferes irresponsables.
Solo así creo que poco a poco se podría sacar de las calles a tanto motorista irresponsable y se comenzaría a profesionalizar este trabajo y a garantizar la vida de las personas que a diario hacen uso del transporte colectivo de pasajeros.
La pelota ahora está en la cancha del Vice Ministro de Transporte, Nelson García, quien puede escribir una página nueva al frente de esa cartera de Estado y sentar un precedente para que desaparezcan las llamadas rutas de la muerte.
Todo lo que se necesita es voluntad política y amarrarse bien los pantalones para acabar con el luto y dolor que estos cafres siguen provocando a lo largo y ancho del país.
jueves, 24 de febrero de 2011
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